(Escrito para la cátedra de Géneros Periodísticos III)
Es impactante ver cómo la personas necesitan de convicciones y creencias. Se aferran a lo que creen correcto, lo que puede ser desde la fe en las hierbas medicinales hasta las religiones.
El caso de Cat Stevens no deja de dejarme atónita: no puedo relacionar su voz delicada y la imagen con su guitarra con al que hoy luce como un islámico típico. Seguramente él no tenía su convicción en la música, a pesar de que le dio éxito, pero necesitaba de algo que el Islam le dio.
Me sorprende porque es tan fuerte esa necesidad en el ser humano, pero no cabe dentro de nuestra estructura mental cambiar tan abruptamente de religión. Se le extraña, o por lo menos, me quedo con la sensación de que me gustaría escuchar qué puede decir él ahora con sus canciones, así como los cantantes de esa época tomaron sus caminos.
Pero la fe hizo su llegada y nos quitó de cuajo a este hippie que cantaba poéticamente, con un sonido muy particular. "Nos quitó", sí, porque en occidente tenemos una mirada esterotipada de los islámicos y porque creemos que están equivocados, debido a nuestra tradición cristiana.
¿Qué nos diría su guitarra? Lo único que sabemos con certeza que Cat Stevens sólo existe en nuestro recuerdo. Él hoy es Yusuf Islam.
miércoles, septiembre 22, 2004
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