Por María Pastora Sandoval C.
(Publicado en armonia.cl)
La reciente muerte de un cóndor que fue criado en cautiverio y el envenenamiento de perros "vagabundos" al interior de la Universidad de Santiago de Chile (USACH) motivó a "Conferencia" a tratar el tema de los animales. Surgieron muchas interrogantes, como cuál es el papel de los hijos de Dios respecto a Su creación.
"Conferencia" entrevistó al presidente de la Sociedad Protectora de Animales Benjamín Vicuña Mackenna, Luis Navarro. Informó de las gestiones que hizo tras la matanza de canes en años anteriores, pero las solicitudes no fueron escuchadas por los directivos de la casa de estudios.
Navarro fue consultado también sobre la ley de protección animal. Manifestó que existen vacíos al respecto, pues no se especifica qué se entiende por maltrato y es difícil poder procesar a alguien, a pesar de que merece pena de presidio.
Después de ver esta realidad, surge la pregunta sobre nuestra tarea como cristianos frente a esta realidad. Las Escrituras hablan claramente de que Dios nos ha puesto para enseñorearnos sobre Su creación (Salmos 8: 6-8). Poner el nombre también es un claro ejemplo de dominio (Génesis 2:19).
Pero el que nos enseñoreemos de la creación no significa que abusemos de ésta. Uno de los excesos se puede manifestar en la matanza indiscriminada de animales. Se debe ser responsable en el uso de los recursos y con los animales.
Esta tendencia al "abuso" de los recursos y a la poca conciencia del equilibrio ecológico se relaciona más con países que son de tradición católica. En los países protestantes la tendencia es a cuidar el entorno. Pero en esta postura también hay excesos, pues en ocasiones se ha llegado al "ecologismo profundo", una tendencia que no permite el desarrollo humano en pos de la conservación de la naturaleza. Ése es un extremo que también olvida los preceptos bíblicos.
Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para sobrevivir. Por ejemplo, nuestra alimentación depende de lo que el Señor ha puesto a nuestro alcance: plantas y animales. Por eso no es pecaminoso arrancar vegetales de la tierra o matar animales para comerlos. Recordemos que, antiguamente, Jehová pedía sacrificio de animales.
Como cristianos, y por lo tanto personas que andamos en amor, debemos tratar que ese amor se proyecte hacia los animales para evitarles cualquier sufrimiento, dolor o injusticia contra ellos, pues son creación de Dios y el enseñoreamiento acarrea una responsabilidad de cuidado de parte de nosotros.
Debemos tener muy claro, como hijos de Dios, que es lícito y muy necesario que haya leyes que protejan y resguarden a los animales. Pero por ningún motivo los animales tienen derechos, puesto que éstos acarrean deberes. Los animales no son libres como nosotros, no pueden decidir lo que es bueno o malo para ellos. Debemos recordar que el rango de los animales dentro de la creación es menor y si le damos derechos estamos situándolos a la altura que sólo Dios nos ha puesto a nosotros.
El amor que tenemos como cristianos no nos debe permitir dejar sufrir o morir a animales en forma indiscriminada. Después de todo, el Salmo 150:6 dice que "todo lo que respira alabe al Señor", por lo que el canto de un pájaro o el ladrar de su perro puede estar diciendo "aleluya".
Sociedad protectora de animales
"Benjamín Vicuña Mackenna"
Libertad 1550, Santiago
Teléfonos: 681 3015 - 681 9570
Se habilitará una clínica veterinaria para atender a sus animales.
lunes, septiembre 30, 2002
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